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República

 

 

Los Incas

Por: Edmundo Guillén Guillén.


MANCO CAPAC (Manko Qhapaq)

La biografía de este Inca todavía oscila entre el mito y la historia. Aunque algunos autores lo sitúan nada más que como personaje legendario y simbólico, los cronistas no dudaron de su existencia real.

Concuerdan en sostener que él dirigió la ocupación del valle del Cusco con su hermana Mama Waqo, quizás a comienzos del siglo XIII, dando comienzo a la historia de los incas. La tradición oficial inca, para justificar sus conquistas y prestigiar su gobierno, lo presentó en sus cantares como hijo del Sol y que había salido con sus hermanos del centro de las tres ventanas que había en Tampu Toqo, en el paraje de Pakareq Tampu.
Según la tradición tuvo por mujer a Mama Oqllo, en la que procreó, entre otros hijos, a Sinchi Roq'a. Durante su gobierno, desde la primera residencia de Intikancha, aseguró la permanencia de la etnia Inca y de los ayllus que lo acompañaron, en el valle de Cusco, desplazando por la fuerza a sus antiguos habitantes y formando así el estado regional inca.
Antes de morir organizó, para mantener su descendencia, el ayllo Chima Panaca. Contrariando las dudas sobre su existencia, en 1572 dos de sus más calificados descendientes acreditaron la Historia Indica de Pedro Sarmiento de Gamboa, al confirmar la versión que había elaborado sobre este famoso Inca.
El licenciado Polo de Ondegardo, seguro de su existencia histórica, buscó su cuerpo. Aunque no pudo hallarlo, encontró, sin embargo una «piedra del altar de una vara de medir», que representaba su imagen, en el pueblo de Bichilla o Mimbilla, cerca del Cusco.
Aunque Garcilaso de la Vega dice que Manco sujetó unos cien pueblos en las comarcas próximas al Cusco, de los testimonios que recogió Sarmiento de Gamboa se infiere que esas conquistas no excedieron del valle mismo del Cusco.

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SINCHI ROCA (SINCHI ROQ'A)

 

Hijo de Manko Qhapaq y Mama Oqllo. Según la historia oficial inca, fue el segundo que gobernó el naciente estado regional con su capital el Cusco.
Casó con Mama Coca del pueblo de Saño.
Se afirma que no aumentó en nada los límites del Estado y dedicó su gobierno a consolidar la permanencia de la etnia inca y de los ayllus que lo acompañaron en el valle mismo del Cusco.
Vivió en el Intikancha y murió de avanzada edad. El cuerpo de este Inca, con su ídolo Guanachiri, fue hallado por el licenciado Polo de Ondegardo en la localidad de Bimbilla o Mimbilla.
El ayllo de su linaje se llamó Raurahua Panaca. Según todos los testimonios, perteneció a la parcialidad de los HurinCusco ;

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LLOQUI YUPANQUI (Lloge Llupanki)

Tercer inca de la parcialidad del Hurincusco.
Fue hijo de Sinchi Roq'a y Mama Coca. Según la tradición oral que recogió Sarmiento de Gamboa, casó en la senectud con Mama Caua, del pueblo vecino de Oma, en la que tuvo a su único hijo Mayta Qhapaq.
En su gobierno no salió del asiento del Cusco por guerra ni hizo cosa señalada, y solamente desde la residencia de Intikancha mantuvo buenas relaciones con los pueblos comarcanos de Guaro Guamay Samo, Pachachulla Viracocha, los Ayarmacas de Tambocunca y los Quilliscaches.
El idolo, o goaoqui (waogey), de este Inca se dice que junto con su cuerpo fueron hallados por el licenciado Polo de Ondegardo en la localidad de Mimbilla.
El ayllo de su linaje se llamo Auayni, o Ahucani Ayllu, con una larga descendencia.

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MAYTA CAPAC (Mayta Qhapaq)

Cuarto Inca de la parcialidad de Hurincusco.
Hijo de Lloqe Llupanki en Mama Kawa. Su nacimiento e infancia, forman parte de la leyenda Inca.
Sarmiento de Gamboa, refiere que nació a los tres meses de gestación y con dientes; tan robusto como el Hércules mitológico, que al año de edad tenía fuerza descomunal; a los dos años peleaba con muchachos grandes y los descalabraba.
Se cuenta que siendo joven salvo la vida de su padre y la suya, de una incursión de sus vecinos los Alcabizas, a quienes luego de varios encuentros los venció definitivamente, asegurando el gobierno Inca entre los pobladores del valle del Cusco.
Iniciado su gobierno, a la muerte de su padre, se casócon Mama Tacucaray, Tancaray-Yacchi, hija de un señor de los Collaguas.
En su reinado continuo la política de afianzamiento en el valle del Cusco, y se afirma que sus aciertos políticos y sabiduría se debían a los consejos y enseñanzas que .le daba el Pajaro Inti, que había heredado de sus padres.
Se dice igualmente que cuando se aprestaba a emprender la conquista de nuevas tierras, murió victima de una epidemia que afectó la comarca.
Vivió en Intikancha. El ayllu de su linaje se llamó Usca Mayta Panaca. También se afirma que su cuerpo e ídolo fueron hallados por el licenciado Polo de Ondegardo.

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CAPAC YUPANQUI. (Qhapaq Yupanki)

Quinto inca y último de la parcialidad de Hurin Cusco.
Hijo de Mayta Qhapaq, en Mama Tacucaray o Tancaray Yachi. Según se afirma, fue el primer soberano que emprendió la política de la conquista, para ampliar los límites del Estado regional Inca, y durante su gobierno consiguió someter la “provincia de los cuyus”.
Cieza de Leon afirma que también sujetó a algunos pueblos de Contisuyo, después de que estos, inútilmente, pretendieron destruir el Cusco, y, que finalmente utilizando la prudencia y generosidad, consiguió que aceptaran sin resistencia el dominio de los Incas.
No se sabe si este Inca hizo otras conquistas, pero algún hecho político debió ocurrir en el gobierno. El cronista Murúa afirma que murió asesinado como resultado de una conspiración urdida por su hermano Chimpu Oqllo, trágica circunstancia que al parecer determinó que el nuevo Inca fuera de la parcialidad de los Hanan Cusco.
De acuerdo con los ritos incas, Qhapaq Yupanki casó con Curihilpay, hija del señor de los Ayarmacas. Bernabé Cobo dice que se llamó Curi Ilpay Cahua, de extremada hermosura y que fue hija de un señor principal del Cusco.
El ayllo de su linaje se llama Apo Mayta Panaca. Su cuerpo e ídolo fueron también hallados por el licenciado Polo de Ondegardo.

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INCA ROCA (Inca Roq'a)

Segun la relación oficial del Tawantinsuyo, fue el sexto Inca y el primero de la parcialidad de los Hanan Cusco, hijo de Qhapaq Yupanki y Curihilpay.
Se casó de acuerdo con los ritos incas con Mama Micay o Mama Micay Chimpu, del pueblo comarcano de Pata Guayllaca'n, hija del sinchi del pueblo de Soma. Continuando con la política guerrera de su antecesor, conquistó los poblados de Moyna, Pinagua y Caitomarca, a más o menos cuatro leguas a la redonda del Cusco. En tiempo de paz, canalizó las aguas de Hurinchacan y las de Hananchacan, para servicio público e irrigación de sembríos del Cusco.
En Mama Micay, tuvo un hijo llamado Tito Cusi Gualpa (Titu Kusi Wallpa), llamado posteriormente Yawar Waqaq y en otras los llamados Inca Paukar, Waman Taysi Inca y Vicaquirao, que fueron grandes capitanes que lucharon después contra los invasores Chancas, con Pachakuti Inca Yupanki.
Nombró por cabeza de su linaje a su hijo Vicaquirao.
Su cuerpo fue hallado en el pueblo de Rarapa, junto a su ídolo de piedra que lo representaba.

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YAGUAR GUACA (Yawar Waqaq)

Séptimo Inca de la relación oficial, de la parcialidad de Hanan Cusco, hijo de Inka Roq'a y Mama Micay.
De niño se llamo Titu Kusi Wallpa. Su infancia, por razón de su nombre, Yawar Waqaq (que llora sangre), está unida a la leyenda. Según la tradición oral que recogieron Pedro Sarmiento de Gamboa y otros cronistas. Tocay Cápac, señor de Ayarmaca, en venganza de Inka Roq'a, que se había casado con Mama Micay, después que el pueblo Guayllacan se la había prometido, con astucia raptó a Titu Kusi Wallpa, hijo del Inca, con el ánimo de matarlo. Pero al verlo llorar sangre, temió que se tratase de un extraño vaticinio y ordenó criarlo en una estancia, hicieron circular el rumor que había muerto.
El joven Titu Kusi Wallpa se crió entre las estancias ganaderas de la zona, hasta que fue reconocido y salvado por la hija del sinche de Anta, quien lo entregó a su padre. La tradicional rivalidad entre los Incas del Cusco y los Ayarmacas, terminó en una alianza conyugal. Yawar Waqaq, se casó con Mama Chicya, la hija de Tocay Cápac y éste se caso con Curi Oqllo, hija de Inka Roca.
Las conquistas de Yawar Waqaq fueron limitadas, solamente se extendieron por las comarcas del Cusco y se afianzaron las que había hecho antes su padre.
Se dice que sometió a los pueblos principales llamados Pillyauya, Písac, Choyca, Chillincay Taocamarca y Cabinas, entre otros.
En Mama Chicka, el Inca tuvo tres hijos: Paukar Ayllo, Pawaq Wallpa Mayta (muerto por los Wallacan) y Viraqocha. De otras esposas se mencionan otros tres: Uichu Topa, que conquistó el pueblo de Uiccho, Marcayutu, e Inga Roca Inga. Todos fueron famosos capitanes.
El ayllu de su linaje se llamo Aucaylli Panaca, o Aucayllo Panaca. Aunque se dice que su cuerpo e ídolo no fueron descubiertos, el cronista Bernabé Cobo refiere que se hallaron en el pueblo de Paulo.

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VIRACOCHA INCA (Wiragocha Inka)

De la parcialidad Hanan Cusco, fue hijo de Yawar Waqaq y Mama Chicya. Según la relación oficial, fue el octavo Inca del Imperio. Cuando niño su nombre fue Hatun Thupa Inka.
Asumió el gobierno a la muerte de su hermano y heredero Pawaq Wallpa Mayta, asesinado por los Wayllacan. Fue casado con Mama Rondocaya, o Mama Roncay (Mama Runtu Kay o Kayan) y se cree que en ella tuvo a Pachakuti Inka Yupanki, Inca Roq'a, Thupa Yupanki y Qhapaq Yupanki, que posteriormente fueron grandes capitanes del imperio.
Los hechos y el apelativo de este inca oscilan entre la leyenda y la historia. Guaman Poma de Ayala lo dibujo como un hombre blanco y con barbas, porque Viraqocha, en una sola palabra significa hombre blanco. Algunos cronistas creen que vino del Collao, donde según la tradición en la antigüedad existió gente de pigmentación blanca.
Su nombre se debió más bien a una revelación que tuvo de Viracocha, divinidad Inca. El cronista Pedro Cieza de León, que conoció estos rumores, dice que todo fue “burla” porque este Inca nació en el Cusco teniendo un “nombre particular”. José de la Riva Agüero, siguiendo al Inca Garcilaso de la Vega, lo exaltó como al famoso vencedor de los Chancas, hasta que María Rostworoski de Diez Canseco, demostró la confusión, al probar que este Inca no fue el que defendió al Cusco sino su hijo Kusi, llamado después Pachakuti Inka Yupanki, con sus hermanos y parientes.
Según varios testimonios, los pueblos conquistados, que antes eran depredados y destruidos, durante el gobierno de Wiraqocha fueron respetados e incorporados en el territorio incaico, con guarniciones que aseguran su posesión. Aunque Sarmiento de Gamboa dice que con los capitanes Apo Mayta y Vicaquirao, del linaje de Inka Roq'a, Viracocha conquistó Calca hasta Caquea Xaquixaguana, y luego hasta Quiquixana.
Cieza de León refiere que después de mediar con habilidad diplomática en el conflicto entre los señores Sapana del Hatun Collao y Cari de los Lupaka, Viracocha consiguió primero vencer y aliarse con los señores de Canchis y después derrotó a Sapana en la sangrienta batalla de Paukar Colla. Selló la paz de Chucuyto con el señor del Hatun Collao, quedando el Inca con gran poder y prestigio en toda la región del Collao y las comarcas del Cusco, cuyos pueblos había sometido hasta un perímetro de más o menos ocho leguas a la redonda del valle cusqueño.
Estos testimonios dejan en el terreno de la presunción las extensas conquistas que Garcilaso de la Vega atribuyó a este famoso Inca, cuyos hechos, simbolismo y cronología constituyen aspectos importantes para explicar la formación del imperio de los Incas y su gobierno dual.
El ayllu de su linaje se llamó Socso Panaca. Su cuerpo fue enterrado en su residencia de Cakia Xaquixaguana, donde pasó su vejez y murió.
Contrariando la versión de Garcilaso de la Vega, que dice haber visto su cuerpo en el Cusco, que mostraba su avanzada edad y que tenia la “cabeza blanca como la nieve”, Sarmiento de Gamboa con otros autores refiere que el cuerpo de este Inca fue profanado y quemado por Gonzalo Pizarro, que robó sus ofrendas funerarias y tesoros, y que Polo de Ondegardo encontró solamente las cenizas de su cuerpo con su ídolo o waogey llamado Inga Amaro.

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PACHACUTI INCA YUPANKI (Pachakuti Inka Yupanki)

Noveno Inca, hijo de Wiraqocha Inka y Mama Rondocaya. En su juventud lo llamaban con el sobrenombre de Cusi; posteriormente fue Inka Yupanki y después Pachakuti, que es como se le conoce en la historia del Perú.
Inka Yupanki pasó a la posteridad como ejemplo de valor, de héroe nacional, al actuar valerosamente defendiendo el Cusco del asalto de los Chancas, después de que su padre Wiraqocha y su hermano Urko Inka, abandonaran la ciudad dejándola a merced de los poderosos invasores. Se sabe que el joven Inka Yupanki, después de conseguir el apoyo de los pueblos comarcanos del Cusco que se le unieron ante el peligro de la invasión de los Chancas, logró contenerlos y luego vencerlos sucesivamente en la misma ciudad y después en la gran batalla de Ichupampa, donde perecieron los principales capitanes enemigos y los sobrevivientes obligados a cruzar el rio Apurímac y regresar a su tierra.
Ese gran triunfo fue sumamente importante, porque con él Pachacuti inició la formación del imperio más poderoso y extenso que se conoció en esta parte del mundo. En efecto, Inka Yupanki, después de asumir el gobierno del Estado incaico, luego de la abdicación de su padre Wiraqocha, emprendió grandes conquistas extendió ampliamente el territorio bajo su poder. Primero venció a los Chancas; luego amplió su dominio hasta la costa central; después sometió a los poderosos Estados del Collao.
De esa manera, convencido el Inca que solamente los pueblos fuertes son dueños de su destino histórico, extendió las fronteras del Estado regional que entonces se transformó en un poderoso imperio panandino.
El primer objetivo del Inca fue lograr el bien común y la seguridad del Estado. Después se entregó a la tarea de construir obras para asegurar la producción y finalmente se encargó de reducir el poder de los grandes señores regionales, que antes habían formado Estados importantes, controlando así una vasta gama de recursos económicos.
Para lograr esto último, reformó la tierra, creo una burocracia militarizada y un ejército con oficiales diestros no sólo en el uso de las armas sino fundamentalmente hábiles en el manejo de la administración publica, dando forma a una burocracia trabajadora. Pachacuti fue muy inflexible en sus decisiones, al extremo que para mantener la autoridad y el orden del Estado no vacilo en disponer la muerte de sus hermanos y de sus mejores capitanes, cuyas ambiciones pudieron poner en peligro a su gobierno y al naciente imperio.
De acuerdo a su visión política, después del correinado con su hijo Amaro Thupa, consiguió que se aceptara como nuevo correinante al menor de sus hijos, llamado Thupa Inka, al cual, con la asesoría de sus capitanes, lo inició en las grandes conquistas, extendiendo las fronteras del imperio hasta las provincias ecuatoriales y las más australes del Collasuyo.
Tras una proficua labor militar y administrativa, Pachacuti murió en el Cusco. Sarmiento de Gamboa, compendiando significativamente su testamento político que el Inca dejara a su hijo Thupa Inka, dice que le recomendó que viese como tarea irrenunciable, para él y sus sucesores, la de "conservar y acrecentar" el poder y los límites del Tawantinsuyo.
Despues de las ceremonias del "purucaya", o funerales, el cuerpo de Pachacuti Inka Yupanki fue solemnemente puesto en su residencia de Patallacta. Allí, en 1559, fue hallado por el licenciado Polo de Ondegardo, para ser precisos en el lugar llamado Togokache, "donde esta ahora la parroquia de San Blas, bien aderezado y guardado", el cual cuerpo fue enviado a la ciudad de Lima.
Se dice asimismo que el ídolo "guaoqui" que representaba el cuerpo de este Inca era de oro, y que fue deshecho en pedazos y llevado a Cajamarca para pagar a los españoles parte del rescate que ellos exigieran al auki Atao Wallpa.
El ayllu del linaje de Pachacuti se llamó Hatun Ayllo o "gran linaje" y por otro nombre también "Incap Panaca Ayllo". Garcilaso de la Vega, erradamente considera el nombre de Pachacuti Inka Yupanki como de dos personajes, uno llamado supuestamente "Pachacútec" y el otro "Inca Yupanqui", error, que autores posteriores interpolaron en la relación oficial de los Incas.

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TOPA INKA (Thupa Inka)

Hijo de Pachakuti Inka Yupanki, en Mama Anawarke. Asumió el correinado del Tawantinsuyo después de su hermano Amaru Thupa. Para este propósito, se dice que su padre el Inca lo mandó instruir esmeradamente en la Casa del Sol y que cuando tenía de quince a dieciséis años lo presentó a los linajes de Hanan Cusco y Hurin Cusco, para que lo reconocieran como a su correinante y sucesor del imperio a su muerte.
Thupa Inka, según testimonio de los cronistas más autorizados, fue uno de los soberanos más importantes del imperio, el que conquistó más naciones, afianzó el poder político y puso las bases de la integración ideológica, étnica, social y religiosa, para la gran unidad del Tawantinsuyo. Thupa Inka entra así en la historia universal como uno de los más grandes conquistadores y estadistas.
En las primeras conquistas que hizo durante su correinado con la asesoría de los mejores capitanes del imperio, sometió hasta las provincias ecuatoriales, y se afirma que en audaz aventura marítima llego hasta las islas de Nina Chumbi y Ahua Chumbi, de donde trajo como testimonio gente de piel negra, pellejos de caballo y una silla de latón que estuvieron guardados en el museo de la Casa del Sol.
Después de la muerte de Pachakuti, Thupa Inka emprendió la conquista de las naciones en la región del Antisuyo, llegando hasta la tierra del Paytiti. Según se afirma, esta gran conquista se interrumpió debido al nuevo y gran alzamiento de los pueblos del Collao. Después de su difícil y sangriento sometimiento, Thupa Inka, siguiendo por el Collasuyo, amplió las fronteras del imperio, más allá de los Charcas hasta la tierra de los araucanos, afianzando su dominio en esa lejana región.
Thupa Inka, después de la conspiración de su hermano Thupa Qhapaq, continuó su gran tarea política y administrativa, para asegurar el bienestar del imperio y la seguridad del Estado. A la vez, continuó construyendo la Casa del Sol, llamada comúnmente fortaleza de Sacsa Waman, y otras obras públicas y de carácter religioso en diversas latitudes del Tawantinsuyo.
Aunque se cree que murió de enfermedad en su residencia de Chincheros, también se afirma que su muerte fue intempestiva y que habría sido asesinado de un flechazo, o envenenado como parte de las luchas por el poder entre los linajes e hijos del Inca, para sucederle en el gobierno del Tawantinsuyo.
De los sucesos posteriores a su muerte se desprendería que habría sido asesinado por una de sus mujeres, llamada Chiki Oqllo, quien quiso imponer a su hijo Qhapaq Wari en el gobierno del imperio, pretensiones que fueron desbaratadas por Waman Achachi y la coya Mama Oqllo, que hicieron reconocer como heredero legítimo de Thupa Inka al joven Titu Kusi Wallpa, llamado desde entonces Wayna Qhapaq.
Aunque Garcilaso de la Vega dice que vio su cuerpo en 1560, por invitación del licenciado Polo de Ondegardo, y el de Viracocha Inka y Huayna Cápac, entre otros, se sabe por otros testimonios que el cuerpo de este inca fue incinerado por los capitanes de Atao Wallpa, cuando llegaron al Cusco, en 1532, como después ocurrió con el de Wiracocha Inka, por Gonzalo Pizarro, para robar sus ofrendas funerarias.
Sarmiento de Gamboa refiere que las cenizas de Thupa Inka, juntamente con su ídolo, llamado "Cuxichiri", fueron halladas en Callpuyu, donde los Incas hacían secretamente muchos sacrificios.

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HUAYNA CAPAC (Wayna Qhapaq)

Llamado Titu Kusi Wallpa, fue hijo de Thupa Inka en Mama Oqllo. Se dice que era natural del Chinhay­suyo y, en efecto, versiones autorizadas señalan que nació en Tumipampa, mientras Thupa Inka terminaba de someter a las provincias ecuatoriales de esa comarca, probablemente entre 1460 y 1470. A su regreso al Cusco Titu Kusi Wallpa era aún niño y fue recibido por su abuelo Pachakuti Inka Yupanki. Muerto intempestivamente Thupa Inka en su palacio de Chinchero, según se afirma por mano de Chiki Oqllo, una de sus mujeres, que pretendió la borla imperial para su hijo Qhapaq Wari, la conspiració fue deshecha por acción del jefe militar Waman Achachi y Mama Oqllo, mujer principal del Inka asesinado, tras lo cual Titu Kusi Wallpa fue reconocido como el nuevo Inca del Tawantinsuyo, adoptando el nombre de Wayna Qhapaq.
Debido a su minoría de edad, el gobierno fue encargado al Incaprantin Apo Wallpalla, pero a su vez éste tramó una conspiración y una vez más debió actuar con rigor el capitán general Waman Achachi, consiguiendo debelarla. Tras ello, Wayna Qhapaq asumió el gobierno del imperio, posiblemente en 1593, según la cronología tentativa del cronista Miguel Cabello Balboa.
Wayna Qhapaq figura como uno de los grandes estadistas del Peru Inka, pues luchó durante su gobierno para mantener la paz del Tawantinsuyo y para integrar en una sola y gran nación a los diversos pueblos del mundo andino, visitando las más importantes latitudes del vasto imperio. Pero este esfuerzo trascendental se truncó con su inesperada muerte en Quito, ocurrida entre 1526 a 1527.
Se cree que Wayna Qhapaq, después de haber pacificado ]as provincias alzadas de Quito, Cayambis, Caranguis y Pastos, fue afectado en la región de la costa por una viruela; pero al parecer se trató de verrugas, enfermedad endémica de la región, que después afectaría también a los españoles.
Aunque se sostuvo después que el Inka, antes de morir, había dividido el imperio entre Atao Wallpa y su otro hijo Waskar Inka, los hechos posteriores y la copiosa documentación existente prueban la falsedad de esa versión. Puede afirmarse que el Inka agonizante jamás pudo haber hecho tal división, aunque sí es seguro que Atao Wallpa quedara como incaprantin de Quito y sus comarcas, como un funcionario más del imperio, en el cual quedaría como único soberano Waskar Inka.
La sorpresiva muerte de Wayna Qhapaq precipitó la lucha por el poder entre sus hijos, quienes tal vez sólo fueron los nombres o los personajes visibles de las hondas tensiones políticas, sociales e ideológicas que conmovieron el imperio, y que contribuyeron al triunfo posterior de los invasores hispanos y a la destrucción del Estado autónomo.
Después de sus funerales, el cuerpo de Wayna Qhapaq fue enterrado en algún lugar secreto. Se cree que estuvo guardado en el templo del Sol. Cuando en junio de 1537, Manko Inka, ya alzado contra los españoles, se retiró a la región de Vilcabamba, llevó el cuerpo de su padre junto con los de los demás Incas, hasta la localidad montañosa de Vitcos. Allí, al parecer, esos venerados restos cayeron en manos del mariscal Rodrigo Ordóñez, siendo devueltos a la ciudad del Cusco para ser entregados después a Paullu Inka, príncipe pro-español que con ayuda de un clérigo y un notario enterró el cuerpo en un lugar secreto. En 1559 el licenciado Polo de Ondegardo afirmaría que lo halló "escondido" en una casa del Cusco, y que después lo envió a Lima, con los supuestos cuerpos de los últimos Incas. ­

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GUASCAR INCA (Waskar Inka)

Thupa Kusi Wallpa o Waskar Inka, nació en la locali­dad de Guascarquiguar, de donde vino a tomar el nombre. Poco antes de la partida de Wayna Qhapaq para sofocar la rebelión de las provincias ecuatoriales, en una gran reunión con los señores del imperio, aceptando la propuesta del Inca, se reconoció a Thupa Kusi Wallpa como a su legitimo correinante.
Muerto Wayna Qhapaq en Quito, entre 1525 a 1527, Thupa Kusi Wallpa quedó en el gobierno del imperio. Después de conjurar la conspiración de su hermano Kusi Atauchi, continuó la política integracionista de su antecesor y prosiguió la conquista de las provincias de Honda y Pomacocha.
Un tiempo después Atao Wallpa, incaprantin imperial en Quito, se alzó contra su autoridad. Contra él envió a su otro hermano, Wanka Auki, capitán general de sus fuerzas, que fueron derrotadas en sucesivas batallas y perseguidas hasta el valle de Jauja.
Mayta Yupanki, nombrado nuevo capitán general, tampoco pudo contener el avance de las tropas rebeldes, aunque las resistió un tiempo en el paso de Anqoyaku, o Iscuchaca, sin poder evitar su posterior avance a la ciudad del Cusco.
Waskar Inka se aprestó entonces a defender la capital del imperio, apostándose a lo largo del río Apurimac. Probablemente entre agosto y setiembre de 1532 se dio la gran batalla de Cotapampa, en la que se enfrentaron a muerte ambos hermanos. Cuando estaba virtualmente asegurada la derrota de los rebeldes, después de varios días de lucha, y cuando el Waskar se dirigía personalmente a terminar con su enemigo, inesperadamente cayó en una celada, tendida por los capitanes Challko Chima y Kiskis, con lo cual se deshizo su ejército y la ciudad del Cusco fue ocupada por las fuerzas de Atao Wallpa.
Poco después hizo su entrada en el Cusco el capitán Cuxi Yu­panki, personero de Atao Wallpa, ordenando severas represalias entre la gente del bando legalista. Waskar Inka, con su madre y demás familiares y algunos de sus hermanos y leales capitanes, fue­ron enviados prisioneros al valle de Cajamarca, a la presencia del triunfador Atao Wallpa. La testigo presencial Leonor Sisa dice que cuando Atao Wallpa cayó prisionero en la celada que le tendieron los españoles en Cajamarca el 16 de noviembre de 1532, Waskar Inka y su comitiva se hallaban en el centro administrativo de Wanakopampa. Por diversas fuentes, se sabe que Waskar Inka fue muerto en la localidad de Antamarca, posiblemente a fines de 1532.
Es importante aclarar la actitud que tuvo Waskar Inka al conocer la entrada de los españoles hasta el valle del Chira. En ningún enten­dimiento pretendió entenderse con los invasores, y menos aun envió una embajada para pedir auxilio con­tra su hermano. Según testigos presenciales, se tiene la certidumbre de que el Inca Waskar, intuyendo el peligro que constituía la presencia de esa nueva y extraña gente, ordenó reclu­tar más guerreros para luchar contra ellos y contra las fuerzas de su hermano Atao Wallpa.

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ATAHUALPA (Atao Wallpa)

Auki, o príncipe, hijo del emperador Wayna Qhapaq. Se desconoce el lugar y fecha de su nacimiento, si bien se sostiene que fue cusqueño. Al estallar la rebelión de los pueblos de Quito, Cayambis, Caranquis, Pastos y Huancavilcas, Atao Wallpa partió del Cusco con la hueste que su padre el Inca Way­na Qhapaq envió para someter a los sublevados. Pero el auki regresó con su hermano Nina­kuychi huyendo con la demás gente de Auki Toma, que había sufrido un serio revás al caer en una celada de los bravos Pastos.
Se desconoce la actuación de Atao Wallpa durante las incidencias de esta guerra y sometimiento de esas provincias. Muerto Wayna Qhapaq, quedóse en Quito Atao Wallpa, alegando diversos motivos y justificaciones, originando el disgusto de Waskar Inca que le reprochó no haber acompañado el cuerpo de su padre hasta el Cusco. El rigor de Waskar hizo que ordenase matar algunos capitanes de su padre por haber permitido que Atao Wallpa se quedara en la ciudad de Quito.
Se sostiene que Waskar sospechó desde siempre la deslealtad de su hermano Atao Wallpa. Sin embargo, respetando la voluntad de su padre Wayna Qhapaq, lo mantuvo como incaprantin de Quito y sus comarcas. Después de varios años, segun el cronista Sarmiento de Gamboa, se precipitó la rebelion de Atao Wallpa, debido a intrigas de Ullko Kolla, curaca de los Cañaris, quien reiteradamente lo denunció ante la corte cusqueña, diciendo que este auki conspiraba para alzarse contra la autoridad de Waskar Inca.
Aunque es posible que esa pudiera ser una de las causas, evidentemente la rebelión de Atao Wallpa obedeció a otras motivaciones más complejas, posiblemente de carácter religioso e ideológico acerca de lo que debía ser el imperio que asumía Waskar Inca, lo cual va mas allá de una simple rivalidad entre el centro administrativo de Tumipampa y la capital imperial del Cusco, como se ha venido creyendo.
Se estima que la rebelión estalló hacia 1529. Después de una tregua de varios meses, continuó con una formidable campaña contra las fuerzas legalistas comandadas por Wanka Auki, cuya vacilante actuación permitió los primeros triunfos rebeldes en 1531, terminando con la derrota final del propio Waskar Inca en la batalla de Cotapampa, a mediados de 1532.
Afirma el cronista Cieza de Le6n que desde los primeros momentos Atao Wallpa estuvo al tanto de las andanzas de los invasores hispanos y que por considerarlos tan pocos y como una mesnada de aventureros no quiso mandar gente de guerra contra ellos, dejando que los pueblos del norte se defendieran por sí mismos, con sus propios recursos.
Terminada la guerra y derrotado su hermano Waskar, en lugar de castigar los crímenes de los españoles y confiando más bien en la versión de sus espías, Atao Wallpa resolvió incautamente atraerlos a su campamento de Cajamarca, para atraparlos sobre seguro, y sin percatarse de su poderío los dejó avanzar tranquilamente hasta el mismo pueblo de Cajamarca.
Es evidente que el auki Atao Wallpa estaba tan seguro de su poder bélico que recriminó a los emisarios españoles que lo fueron a ver a su campamento de Qonoq, próximo a Cajamarca, diciéndoles que él sabía de los robos y tropelías que habían cometido a lo largo de la costa.
Empero, los sucesos posteriores demuestran que esa confianza le fue fatal, pues al acudir al pueblo de Cajamarca con la decisión de apresarlos y exigirles reparación por sus robos y daños, sorpresivamente los españoles lo tomaron prisionero en medio de una matanza, la tarde del 16 de noviembre de 1532.
Testigos presenciales relatan la actitud altiva que en tan difícil trance mantuvo Atao Wallpa, pues al precipitarse los españoles al ataque los conminó a depositar en la plaza todo lo que habían robado desde la bahía de San Mateo hasta Cajamarca, amenazando con matarlos si no lo hacían de inmediato. Atao Wallpa cayó victima de su temeraria imprudencia.
Respecto a la historia posterior, existen testimonios de que Atao Wallpa fue extorsionado por los hermanos Pizarro para que les entregara oro y plata con que pagar a la soldadesca; y que por escritura se pactó la entrega de los metales a cambio de la libertad del cautivo. Mas los españoles, después de recibir el cuantioso rescate de oro, incumplieron totalmente lo pactado, tramando la muerte del Inca.
Se hizo un proceso sumario arguyéndose que que Atao Wallpa conspiraba contra los españoles. Y merced a tan grave acusación, Atao Wallpa fue condenado por Pizarro a la pena del garrote, siendo ejecutado sin conmiseracion alguna el 26 de julio de 1533, en la plaza de Cajamarca, no sin antes ser bautizado con el nombre de Francisco.

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